SW Demoscopia

Cuatro preguntas sobre la demoscopia y las elecciones andaluzas

Pasadas las primeras 48 horas tras las elecciones al Parlamento de Andalucía hacemos balance de los sondeos publicados, también del nuestro, de los resultados y de las variables que más han podido afectar a los estudios demoscópicos y de la complejidad de las proyecciones en entornos electorales como el del dos diciembre. Para ello trataremos de responder a algunas de las preguntas más pertinentes en este momento:

1.¿Se han alejado mucho los sondeos de los resultados finales?

No, el error medio de estimación de porcentaje de voto de los sondeos publicados desde el 17 de octubre hasta el 26 de noviembre, último día permitido de publicación, ha variado desde el mayor obtenido por DEIMOS de 5.49, hasta el mejor de 2,26 de GAD3. La encuestadora de cabecera del grupo Publicaciones del Sur, SW Demoscopia, ha sido la tercera mejor, de entre un total de 16 casas demoscópicas, ya que se ha acercado a los resultados con un error medio de solo 2,76 tal y como se recopilado y publicado en el portal de encuestas Electomania.es
(ver tabla)

En este sentido, SW Demoscopia ha pronosticado correctamente 27 de las 32 horquillas provinciales de los cuatro grandes partidos, tal y como se ha publicado en este mismo medio. Algo que no resultaba nada fácil metodológicamente en un contexto electoral tan volátil como el que hemos tenido en Andalucía este fin de semana. Las estimaciones de escaños se complican por la conocida sobrerrepresentación en escaños de las provincias menos pobladas y la infrarrepresentación de las más pobladas. En concreto, y en estas elecciones, el escaño de cierre en Sevilla ha necesitado de unos 42.000 votos, mientras que el mismo de Huelva solo 16.000. El coste por escaño de cada partido el 2-D ha sido para Andalucía Delante de 34.355 votos, para VOX de 32.998, para Ciudadanos de 31.411, para el PSOE de 30.583 y, finalmente, para el PP de 28.818. Contra todo pronóstico, al haber superado VOX la barrera del 10% su representación en escaños se ha ido a dos en cuatro provincias. El efecto disgregador del voto de derechas que esperaban algunos analistas se ha visto compensado de sobra por el resultado de esta fórmula matemática de la ley D´Hont.

Pero sin duda, ha sido la desmovilización de buena parte del electorado del PSOE y no exactamente el abstencionismo lo que ha provocado este tsunami demoscópico y electoral. Ninguna casa fue capaz de anticipar tan alto grado de desmovilización del electorado socialista como queda demostrado en el estudio de participación de las secciones censales con mayor voto de izquierdas, en muchas de las cuales la caída de la participación ha sido significativa, frente a la mejor participación de las secciones censales con mejores resultados en estas elecciones para los partidos de centro derecha.

Con ello, se debe anotar que las campañas sí sirven a los partidos porque movilizan o desmovilizan un porcentaje elevado de los votantes. El alto número de encuestas publicadas en este último mes venía a coincidir en que la suma de escaños de PSOE y Andalucía Adelante superaba cómodamente la mayoría absoluta lo que, posiblemente, ha podido tener un efecto desmovilizador en parte de su electorado. En sentido contrario, en la alta competencia por el voto útil de PP, Ciudadanos y VOX, especialmente en las dos semanas previas a las elecciones – con flujos y derrames de votantes que se veían continuamente reflejados en los sondeos de estas semanas- ha podido surtir el efecto contrario, en especial hacia VOX, partido que finalmente hizo de centro gravitatorio que absorbía mejor que ningún otro el voto útil, con posibilidad de obtener escaños, del fin de campaña, algo que las últimas encuestas publicadas subrayaban oportunamente.

2.¿Por qué ninguna encuesta fue capaz de anticipar el resultado de VOX?

IMOP publicó el 20 de octubre su encuesta con unos resultados de 0% de voto para VOX. La última publicada por GAD3 el 26 de Noviembre era ya de 6,8 puntos. El tracking realizado por esta misma encuestadora en el período inhábil de publicación y dada a conocer el mismo día de las elecciones al cierre de los colegios le otorgó finalmente un 10,2 % de voto a VOX. Cada nuevo estudio que se iba publicando durante el mes de noviembre incrementaba en varias décimas la estimación que el estudio anterior otorgaba al partido de Santiago Abascal. La subida diaria durante la campaña electoral de VOX se puede estimar en 0,4 puntos, lo que ha supuesto un crecimiento exponencial muy rápido y en muy poco tiempo. Obviamente aquellas encuestadoras que realizaron sus trabajos de campo tres o cuatro semanas antes de las elecciones no pudieron adelantar el resultado final tan elevado de VOX. En el caso de SW Demoscopia, el grueso del trabajo de campo de la macroencuesta se realizó a finales del mes de octubre. Nuestra encuestadora previó un porcentaje de voto del 4,2 y de 0-4 escaños, datos que se han revelado alejados del resultado final pero apuntaban ya a un crecimiento significativo de peso de la nueva formación. Como dato recordemos que el CIS, con una muestra de 4.920 entrevistas y con un trabajo de campo realizado también a finales de Octubre, solo le otorgó a VOX un 3,2 % de votos y un único escaño por Almería.

Una volatilidad tan alta como la del electorado de VOX solo ha podido ser dibujada a grandes rasgos a lo largo del mes de noviembre, pero, efectivamente, la propia limitación legal de publicar encuestas los cinco días previos al día de la votación, dejó sin luz tanto a las encuestadoras como a los propios votantes, también a los de VOX. Si se hubiera podido seguir publicando encuestas hasta el día de las elecciones, posiblemente, el efecto de arrastre del voto útil hacia VOX hubiera sido incluso mayor del que finalmente se ha producido.

3.¿A qué se puede deber el crecimiento tan rápido del voto a VOX?

La reciente campaña electoral andaluza ha sido muy interesante sociológicamente en varios aspectos. A pesar de que la mayoría de los analistas políticos y periodistas especializados han rebajado la expectativas de la campaña, unas veces por el poco nivel de los debates, otra por la desmovilización evidente del electorado, lo cierto es que conforme se avanzaba en la misma comenzaron a detectarse los primeros síntomas de que algo estaba ocurriendo. Los actos clásicos de campaña se venían celebrando en las diferentes ciudades y pueblos. Reparto de propaganda electoral, desayunos informativos, reuniones sectoriales y profesionales, ruedas de prensa, encuentros con candidatos, etc. Pero pocos tenían realmente presente la fortaleza que demostró VOX en el macro acto de Vistalegre en Madrid el 7 de octubre pasado y la enorme movilización en todos sus actos en diferentes puntos de Andalucía. Artículos como el de Los expertos creen que Vox no debe preocupar al PP porque en la extrema derecha “no hay votos” parece que respondían más a la necesidad de trasladar tranquilidad a los votantes y a los responsables de los partidos políticos parlamentarios que a un análisis riguroso. Ningún partido sin fuerza electoral es capaz de dejar a casi tres mil personas fuera del palacio de Vistalegre por falta de aforo. Algunos responsables de casas encuestadoras aseguraban que a en la esquina ideológica de la derecha no había apenas votos. Ciertamente, en el barómetro andaluz del CIS de octubre sólo un 4,7 de los andaluces se autoubicaba entre el 8 y el 10 en la escala ideológica izquierda-derecha. Por tanto, era lógico pensar que al que ya denominaban el “nuevo partido de extrema derecha” no tuviera expectativas de voto destacable. Sin duda, el gran error es, y ha sido, continuar clasificando a los votantes, y a los partidos, únicamente en clave ideológica. Obviamente, en esta modernidad líquida, cada vez más, aparecen otras variables sociales, políticas o comunicativas más volátiles e inconstantes que dificultan la caracterización única del votante como de derechas o de izquierdas.

En el contexto social actual, donde la hiperconexión informativa a través de los medios digitales y de las redes sociales es capaz de convertir en viral cualquier hecho o circunstancia, alterando completamente su significado, y de mudar al mismo significante en un icono o símbolo que lo trasmuta por la multiplicación del mismo en las redes. Y es en este nuevo encuadre donde cualquier información, imagen, o meme puede causar un daño considerable al adversario. En el caso que nos ocupa VOX ha sabido convertirse en la farmacia electoral de guardia para muchos votantes. Grandes asuntos como la ruptura independentista en Cataluña, los distintos casos de corrupción de los grandes partidos, el mal funcionamiento de la sanidad, u otros de menor repercusión como pudiera ser el de la prohibición de los toros en cada vez más comunidades, han ido necesitando de una reacción por parte de los partidos mayoritarios, que ha sabido a poco un buen número de electores.
Las acciones de campaña de VOX se han viralizado rápidamente, no solo porque se hayan planificado bien en las redes, sino porque había un público necesitado de esos discursos y desprovisto de un discurso que pudiera entender con claridad. Un sector de la población que conecta con la definición pasmosamente clara de una España centralista y centralizada, de una España fuerte frente al desafío independentista, un segmento de votantes que ya había interiorizado, tiempo ha, que Andalucía necesitaba un cambio de color político después de 37 años de gobierno del PSOE. “Cataluña” “España” y “régimen” son, precisamente, algunas de las palabras más mencionados en los tuits, frases o memes de esta campaña electoral.
El error táctico Susana Díaz de situar a VOX en el foco mediático a mitad de la campaña y el empeño del Partido Popular por empujarlos fuera del marco electoral hizo a VOX visible, y a la vez, dejó atónitos o interesados, a algunos de los televidentes de Canal Sur que no sabían absolutamente nada de un pequeño partido que solo obtuvo 4.254 votos en Sevilla capital en las elecciones andaluzas de 2015 o solo 58 votos en El Ejido y donde el domingo fue la primera fuerza política con 7.377 papeletas pero del que acaban de recordar que tenían algún mensaje o imagen en el grupo de whatsapp de los amigos o de la familia.

Posiblemente tanto el PSOE como el PP ayudaron activamente en esta campaña a conectar a los votantes indignados con la casilla que buscaban y que muchos desconocían, que no era otra que la de VOX. Los ayudaron a recordar aquel mensaje viral de whatsapp.

Por último, la publicación masiva y continuada de encuestas enfatizaron, en la última fase de la campaña electoral, las posibilidades reales de VOX de obtener escaños lo que, sin duda, activó un voto útil entre un electorado que podría estar confuso sobre la viabilidad y utilidad de su propio voto a VOX.

4.¿Podemos hablar entonces de un crecimiento de la extrema derecha en Andalucía no anticipado por las encuestadoras?

Según el barómetro de octubre del CIS el 13% de los andaluces considera la inmigración como un problema importante, un 40,8% la corrupción y un 21% la sanidad. Diversos analistas como Kiko Llaneras (El País) apuntan a que Vox ha tenido más éxito en aquellos municipios con más inmigrantes extracomunitarios así como en ciudades y en municipios de rentas medias/altas. Igualmente se apunta a que existe una correlación entre el mayor porcentaje de votos al PP y a Ciudadanos en 2015. Ciertamente en el barómetro preelectoral andaluz del CIS de febrero de 2015 la inmigración como problema solo aparecía con un 5,3%, por tanto desde entonces ha subido casi 8 puntos, lo que resulta significativo., pero el porcentaje de andaluces que entonces se autoubicaba en lo que denominamos extrema derecha era de 4,7%, exactamente el mismo porcentaje que en octubre pasado. Por tanto, al menos teóricamente, seguimos en el mismo porcentaje de votantes de extrema derecha que en las elecciones de 2015. Un dato, en cambio parece significativo, es el de valoración negativa de la gestión de Susana Díaz en el último CIS, que se eleva hasta el 43,7% frente al 30% de 2015. Sumemos a esto el que en 2015 la sanidad, según el CIS, solo era señalada como problema por un 12% de andaluces, 9,1 puntos menos que ahora pero, en cambio, y a pesar de algún análisis sobre lo ocurrido el 2-D, la corrupción preocupaba a un 47,8% en 2015, siete puntos más de lo que preocupa ahora en 2018. A priori, los datos señalan sobre una relativa bajada de la preocupación de los andaluces por este asunto, que tan central ha resultado en la campaña, y que tan importante será en las negociaciones de investidura.

¿Es esta desazón la que parece haberse canalizado en el voto a VOX?. El fenómeno del 15M y la generación de Podemos puede apuntarnos mucha información en este sentido. Aquel movimiento popular de protestas contra la situación económica, la corrupción o los desahucios fue un movimiento claramente urbano y de rápida generación, como lo es también el voto de VOX. Y es precisamente en los municipios grandes y medianos donde mejor y más rápidamente operan los movimientos de respuesta social. Una mejor y mayor estructura orgánica y profesional de los municipios de mayor población, una más clara segmentación de la población por rentas y hábitats, una mayor diversidad social que favorece la evaluación y el agrupamiento de masas críticas con opiniones y valoraciones disruptivas y, como no, una mejor organización de las organizaciones políticas y sindicales que favorecer un mayor número de flujos de acción-reacción social. Al menos con mayor intensidad y vigor que en los municipios pequeños. Eso ha ocurrido con el voto de VOX. Un voto con una fuerza gravitatoria enorme entre grupos de votantes descontentos, preocupados y en un rango de pensamiento político mayormente, pero no exclusivamente, conservador. Las tres ideas centrales que defiende tan vehemente Santiago Abascal, la vuelta a los valores de la tradición cristiana, la defensa de la familia y de la unidad de España parecen elementos que pueden permeabilizar en parte de un electorado que no se considera asimismo a la derecha de la derecha. Aunque las elecciones han sido andaluzas los debates y claves san estado en muchas ocasiones situadas en Cataluña con actores y primeros espadas no andaluces. La focalización catalana del debate andaluz ha favorecido claramente las opciones de VOX, con un mensaje rotundo de supresión de las autonomías, un mensaje paradójico precisamente en unas elecciones autonómicas.

Posiblemente en esta ocasión puede que no se cumpla aquella máxima que dice que los partidos y los políticos tienden a centrarse cuando “pisan moqueta”. Quizás estemos ante un fenómeno absolutamente nuevo que haga replantearnos en nuestro país las distancias electorales izquierda-derecha y la solidez electoral de los segmentos ideológicos tradicionales. Podemos llamarlo populismo o podemos llamarlo extrema derecha. El significado y el significante serán lo que finalmente quieran que sea, pero la medición de hasta dónde puede llegar un partido como VOX, que era extraparlamentario hasta el mismo 1 de diciembre, es parte del trabajo que deben realizar las encuestadoras y los analistas políticos en las próximas semanas y meses.

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Juan Miguel Becerra
Doctor en análisis y pensamiento político

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